domingo, 27 de enero de 2008

Medellin 2005

“¿Que como nos fue en el torneo nacional en Medellín? Si esa es la pregunta yo diría de corazón que nos fue muy bien, quedamos de quintas y eso nos llena la boca de un honor que no se puede explicar, ahora bien, no vallan a preguntar cuantos equipos eran porque ahí si la embarran...Para nosotras ir a ese campeonato era un sueño, algo vano en la expectativa que un 12 de junio se nos volvió realidad.Ahora no puedo dejar de pensar en los momentos bajo el agua en los que sentía que me faltaba el aire y no me importaba, también odio los momentos en los que Julio me decía “una más” “hundíte” y yo muy fresca le sacaba la mano y le hacia señas de que se esperara, me rondan la cabeza todos los momentos en los que llegue a la cancha con ganas de matarme con todas las jugadoras que me caían encima, que eran precisamente todas, pero igual me daba con ellas, no me importaba, lo único que quería era llegar lo mas cerca de la cancha para pasarle el balón a una jugadora que estuviera menos cansada y menos golpeada que yo, que linda vi a Aura, a Kate y a Maria Angélica cuando les pude hacer el pase, cuando ya no tenia aire ni alientos para seguir, ellas estaban ahí, esperando la bola debajo de mi... que bien se sintió eso.
Pero aquí estamos, para rescatar esos momentos de gloria que solo nosotras sabemos vivir, este triunfo en medio de la derrota, derrota que no nos importa porque lo intentamos de corazón y las que jugaron conmigo saben y entienden a que me refiero, porque llevábamos un gol en la mente cada que hacíamos un saque.
Para nosotras no fue solamente estar en un torneo, fue demostrarles a los demás clubes que en Cali hay barraquera y ganas de aprender a jugar día a día un deporte que muchas no practican por miedo, porque le salgan morados o porque se tengan que cortar las uñas, cuando para nosotras eso, precisamente eso, es un orgullo y un honor, vernos y sentir que duelen cada uno de los morados y golpes que tengamos en el cuerpo, como Dianita que se los contaba constantemente, y le decía a Julio: “Ya tengo 14 morados”No puedo negar que tuvimos momentos en los que la rabia y la decepción se nos notaba en lo que se podía ver por la careta, pero como dice el cuento, esas no son penas, todavía nos falta mucho por aprender y que felicidad saberlo, que no lo sabemos todo y que tenemos aun, un para qué entrenar todos los días, sin soberbia, mas bien con humildad, con tesón y aunque algunas tuvieron lagrimas en sus ojos, esas mismas tienen que convertirse en dedicación y disciplina para que en próximas oportunidades demostremos que a pesar de ser un equipo nuevo, bebé diría yo, amamos a este deporte como a nada en el mundo.

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